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Aquí encontrarás piezas de opinión, ensayos sobre NIDO y perfiles de emprendedores. Nuestra misión es compartir nuestra visión para el mundo del VC y el papel que queremos jugar en él.
Esta semana traemos nuestra segunda tesis de inversión.
La versión en inglés de este ensayo se encuentra aquí.
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-José Luis (@josesabau)
«Dada la demanda de individuos, los avances tecnológicos y la necesidad de herramientas en el sector privado, las Fintechs son una fuerza indetenible, para la cual se deben construir grandes herramientas que faciliten su uso».
En NIDO, llegamos a una importante conclusión: una vez inicie su marcha, poner frenos al mundo Fintech será, no sólo difícil, sino también un grave error. Hay ciertas andadas que no se pueden detener. Una vez damos, como sociedad, el primer paso, tenemos que llegar al final. El costo de abandonar el sendero sería, simplemente, gigantesco. Perderíamos los beneficios que traería al mundo y nos quedaríamos en un estado intermedio de muchas promesas y pocos logros. Así pasa con las Fintech. Hay una voluntad de continuar que debemos aprovechar. Esto es, al menos, lo que vemos en NIDO como la fuerza fundamental del sector; para usar una palabra que parece diseñada justamente para describirlo, se trata de su naturaleza inexorable.
Pero, nuestra apuesta no está en las Fintechs como tal. Para que realmente empiece la carrera de la que hablamos, tenemos que crear su sendero; la infraestructura esencial para el sector: APIs, Herramientas de prevención de Fraude, Orquestadores de Pagos y otros tantos términos que se mencionan hasta el cansancio. Esta es la espina dorsal del mundo Fintech, y el verdadero enfoque que tenemos en NIDO. Queremos pavimentar la ruta que otros pronto recorrerán. La marcha será inexorable, pero antes, tenemos que dar las herramientas para arrancar.
Supongo que, lo primero, es definir este término tan popular que rara vez nos detenemos a cuestionar. En parte es porque es una definición predecible, pero inminente. Cuando hablamos de Fintech, nos referimos al sector que engloba las tecnologías emergentes en el mundo financiero (Finance + Technology + Abuso de acrónimos = Fintech). Toda herramienta que reemplace la banca tradicional con alternativas digitales; esas que hacen más fácil la vida del ciudadano promedio. Lo evidente es pensar en los llamados «neobancos»; esos que traen, al alcance de cualquier celular, la potencia del débito y crédito. Existen, también, otras tantas tecnologías dignas de considerarse: programas de pagos diferidos, préstamos, hipotecas y hasta infraestructuras para comprar y vender productos. Básicamente, todos los avances financieros que puedan mejorar la vida de empresarios y consumidores. Inevitablemente, hay un aire de modernidad con el tema; algo que nos lleva a hablar del «futuro de las finanzas».
Estas son las herramientas del mañana. Pero, si queremos llegar a ellas, tenemos que trabajar desde un presente que busca desarrollarse. Para que uno tenga la facilidad de pagar desde su teléfono, se requieren actores intermediarios. No solo la empresa de e-commerce vendiéndote el producto y el banco digital con el que pagas. Se requiere, también, de empresas que reciban la información de pago y aumenten la tasa de aceptación como Yuno; servicios que faciliten el pago de productos como Palomma; hasta sistemas de crédito como Visa o Mastercard. Es un sistema complejo, con muchos actores que, por supuesto, crea la necesidad de empresas que faciliten el proceso.
La necesidad, desde un punto de vista económico, es gigantesca. Aquellas empresas que facilitan pagos digitales procesaron, solo en 2019, un total de 929 mil millones de dólares; se espera que, para 2028, la cifra llegue a 1.19 billones de dólares. Al hablar de tanto dinero y tantos actores intermediarios, existe un espacio amplio para innovar dentro del sector, facilitando procesos mientras se disminuye el número de interacciones.
No basta, claro está, con decir que existe mucho dinero en el sector. Debemos también dar indicios de cómo resolver sus problemas. Aquellas empresas que, en NIDO, estamos convencidos crearán las herramientas necesarias para el futuro Fintech. Y quizá, de entre ellas, el sendero más claro tiene un nombre recientemente popularizado: Inteligencia Artificial (AI). Usando el poder de la computación moderna, se pueden no solo simplificar procesos existentes, sino también crear nuevas áreas de oportunidad. Los usos son casi infinitos: facilitar decisiones, detectar fraudes, manejo de portafolios. Si ya tenemos una pista inicial con la infraestructura fintech de bancos y facilitadores de pago, la AI tiene el potencial de tomar un sendero de tierra y hacerlo una autopista de seis carriles. Es cuestión de hacer más eficientes los programas y sistemas que hemos ido creando para el mundo Fintech. Una marcha más, en esta fuerza inexorable. Se estima, inclusive, que para 2026, el mercado de AI en Fintech llegará a los 26.67 mil millones de dólares—pero había prometido dejar el dinero de lado—.
Ahora, regresemos a nuestra analogía, porque falta aún, un elemento crucial. Si las Fintechs van marchando, juntas, hacia un futuro financiero, hay que entender el por qué lo hacen. Para marchar, se requiere de voluntad. Tiene que haber un motivo por el cual se tome el rumbo en primer lugar. Y, en parte, la respuesta es una sola palabra: facilidad.
En los últimos años, andando en la marcha Fintech, dimos varias vueltas y nos hicimos de varios triunfos. Hoy en día, América Latina ha trotado hacia mayor inclusión financiera y participación en un mundo digital. Particularmente con la llegada de la pandemia, se vieron aumentos significativos en el sector al obligar a que miles se cuestionaran sus prácticas de compra. Los números son alentadores, como reportó MasterCard en un estudio de este año: 79% de la población adulta cuenta con acceso a servicios financieros básicos, 58% tiene tarjeta de débito y sólo el 21% reporta usar efectivo como único modo de pago—antes de la pandemia, era un 45%—. Lentamente, la voluntad de la gente de acceder a pagos desde un teléfono inteligente ha expandido el acceso a servicios. Y, para que existiera dicha voluntad, tuvo que preceder la misma infraestructura en la que invertimos en NIDO. A esto, hemos de agregar, que ya varios países han desarrollado leyes para regular el sector y brindar confianza a inversionistas internacionales. Todo pinta un paisaje prometedor.
Es tal el deseo de avanzar hacia el mundo Fintech que, indiscutiblemente, todas las empresas tendrán que usar algún elemento del sector. Los clientes así lo demandan—inclusive se estima que un 68% de consumidores, según un estudio de EY, está dispuesto a usar servicios fintech de cualquier empresa, sin importar si el Fintech es su prioridad—. Los vendedores, los proveedores de servicios también tendrán que adaptarse a esta marcha. A esto se le llama embedded finance y, en NIDO, creemos que es otra inmensa oportunidad. Surgirán, de esta necesidad, empresas especializadas en la transición; aquellas que preparen a las empresas de antaño a los cambios que se vienen—un nuevo sector B2B del cual nos hemos de aprovechar—. El sector Fintech, que tanto impacto puede tener en individuos, también podrá tenerlo en el mundo empresarial. Por eso, en NIDO, estamos convencidos que todas las empresas serán, inevitablemente, empresas Fintech o no serán. De evitar el acceso al sector—de quedarse sin los beneficios que representa para la eficiencia interna—se perderán de una nueva generación de clientes acostumbrada al mundo Fintech y batallarán por mantenerse al nivel de rivales adeptos al nuevo orden.
Y, si podemos agregar algo más, no es solo cuestión de brindar servicios Fintech; es usar las Fintech para beneficio propio. Otra de las áreas que, en NIDO, queremos ayudar a crear, es lo que llamamos CFO Stack: herramientas diseñadas, específicamente para ayudar a las finanzas internas de una empresa. Puede ser tan sencillo como softwares para hacer más sencillos los procesos contables o tan complejo como algoritmos que permitan predecir, a futuro, las ganancias de la empresa. Pero, lo que queda decir es que esto no es solo una fuerza que el consumidor pone sobre la empresa; la misma empresa tiene beneficios para andar por el sendero Fintech.
El pueblo lo demanda; las empresas se adaptan y lo necesitan. Es un círculo fortuito; una marcha a paso doble. Es esta la tendencia. Mientras más gente se adentre en su uso, más se le demandará a las empresas. Mientras más usuarios existan para el sector, más se invertirá en mejores herramientas. Así hasta llegar al final. Como una hilera de dominós, uno empuja al otro hasta que todos terminen su recorrido. Un paso lleva al otro; seguimos avanzando. En NIDO hemos sido, somos y seremos, parte del recorrido. Queremos poner los dominós que, eventualmente, se lleguen a empujar. Construiremos sus senderos; pavimentamos sus andares. Es una marcha inexorable y una de la cual estamos orgullosos de ser parte.
Desde el Nido,
-José Luis (@josesabau)