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¡Bienvenidos de vuelta al contenido!
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Nos tomamos unas semanas de descanso, pero volvimos más fuertes que nunca. Y, con ello, viene más ConteNIDO. Usamos estas vacaciones para pensar en lo que queríamos compartirles y la mejor manera de hacerlo.
En nuestras discusiones, vimos una necesidad clara. Pasamos mucho tiempo hablando del VC en general—y, lo seguiremos haciendo en otros ConteNIDOs, no teman—. Pero, queremos también hablarles de nuestra visión para este mundo. No solo lo que es el VC, sino cómo NIDO es parte de él y trata de mejorarlo.
De manera sencilla:
¿Qué es lo que hace que NIDO sea NIDO? Esa es la pregunta fundamental.
No basta con decir que somos un fondo joven; tampoco que somos innovadores. Tenemos que explicar, a detalle, lo que nos hace diferentes. Y es justo lo que queremos hacer esta semana.
Como parte de un nuevo ConteNIDO, vamos a exponer las ideas de NIDO, las empresas en las que invertimos y nuestras opiniones sobre el mundo del VC. Iniciando por lo más fundamental: nuestras tesis de inversión. Una a una, las iremos analizando en el ConteNIDO para que ustedes, también, nos acompañen en este viaje.
Sin más preámbulos, les dejamos la primera :)
Primera tesis de inversión: Inversiones sin fronteras
«Las fronteras, hoy en día, ya no son un desafío; superarlas será motivo de crecimiento para toda América Latina, creando infraestructura para conectar a un continente y aprovechando la oportunidad colosal que representa el near-shoring»
En NIDO, estamos convencidos que nuestro mundo es distinto al de nuestros padres y abuelos. No solo en metáfora; también en lo físico. Los países que antes existían—dígase Yugoslavia o la Unión Soviética—han caído con los años; otros tantos han surgido. A la par de estos cambios, llegó una nueva perspectiva para el mundo; una visión global. El mundo fue cambiando, creando los cimientos de un sistema verdaderamente internacional.
Los últimos cincuenta años se han caracterizado por la expansión de lo internacional por sobre lo doméstico. Con la creación de la WTO y el nacer de tratados de libre comercio, el mundo entero se preparó para dejar las fronteras a un lado. Este no es solo un fenómeno del primer mundo; es uno que afecta profundamente a América Latina. Pensemos, por ejemplo, en el T-MEC que conecta a México con Estados Unidos y Canadá; o en la Comunidad Andina o Mercosur—sin contar las decenas de tratados con otros países—. La región está lista (o mejor dicho, ha estado lista) para enfrentarse a un mundo sin fronteras comerciales y crear industrias transnacionales. América Latina puede, ha sido y será parte del comercio global. En Nido, queremos encontrar empresas que faciliten dicho comercio y que creen, en toda la región, un ecosistema compartido para la manufactura e inversión.
Pero los cambios en fronteras son solo una parte del mundo moderno. A ellos se agrega otro factor fundamental. Esos mismos cincuenta años en los que el mundo ha eliminado fronteras, para América Latina, han sido años de migración masiva. Sobre todo, a nuestro vecino al norte: los Estados Unidos. El número de hispanos en dicho país ya supera los 59 millones de personas— solamente Brasil y México superan esa cifra en cuestiones de población—. Para ponerlo en perspectiva, Chile y Perú juntos tienen 52.9 millones de habitantes (podríamos agregar la población de Panamá y aún tendríamos menos personas que la población hispana en EEUU). Muchas de estas personas envían dinero a sus comunidades en forma de remesas, las cuales dan vida a la economía local. Probablemente sea éste el detalle más importante del fenómeno migratorio: el año pasado cerca de 142 mil millones de dólares llegaron a América Latina de este modo.
América Latina no es solo una idea abstracta, es una región conectada por el comercio y la migración. Son dos realidades indiscutibles las cuales necesitarán infraestructura financiera y tecnológica para crecer en los años siguientes. Para ponerlo en palabras claras: América Latina existe más allá de los mapas. Necesitamos más que tinta y trazos para cubrir las necesidades de una región que, cada día está más conectada y cuyos ciudadanos han tenido que crear comunidades en el extranjero. Por ello, en NIDO buscamos financiar a la siguiente generación de emprendedores que lleven a América Latina más allá de las fronteras de papel; aquellos que creen la infraestructura necesaria para facilitar el comercio e interacciones regionales.
Pero, a todo esto, hemos de agregar un detalle importante. Si los últimos cincuenta años fueron los de aumentar interacciones en todo el mundo, los siguientes cincuenta verán un cambio estratégico. Ya no es solo cuestión de negociar por negociar; ahora importa con quien se hacen tratos. Sobre todo, la proximidad geográfica—sin excluir a la ideológica—. Hemos visto décadas que favorecen el flujo de bienes entre naciones; lo que se viene es favorecer esos mismos flujos dentro de regiones contiguas. Y de ellas, América Latina está perfilada para triunfar.
Esto es, en parte, un fenómeno geopolítico. Estados Unidos, la economía más grande del mundo, ha decidido desvincular su comercio de China en los años por venir. Al hacerlo, se presenta una oportunidad única para América Latina, donde los costos de transporte son significativamente menores y las posibilidades de inversión gigantescas. Es una decisión bastante lógica para Estados Unidos. Para empezar, no sería nada nuevo para nuestro vecino; Estados Unidos ya es el segundo inversionista de mayor tamaño en la región con un 34% de todas las inversiones directas—solamente derrotado por la Unión Europea como bloque, la cual representa el 36% de toda la inversión directa—. Además que, con acuerdos tales como el T-MEC y otros diez tratados con países latinoamericanos como Colombia, Perú y Chile, existe una infraestructura legal suficiente para incrementar nuestra colaboración.
A este proceso lo han bautizado como “nearshoring” o “friendshoring”; el esfuerzo de Estados Unidos por re-ubicar sus fábricas en países cercanos con afinidad ideológica. Es, probablemente, la fuerza económica más importante para América Latina en los años por venir. De manera simplista, es una estrategia que generará oportunidades económicas inmensas para emprendedores e inversionistas. Con mayor libertad de interpretación, es una oportunidad única para seguir construyendo una región conectada económica y socialmente, mejorar la calidad de vida de millones y crear una nueva generación de interacciones comerciales. Para nosotros, en NIDO, es la ola más grande a montarse en el mundo del VC y buscamos, activamente, las empresas capaces de beneficiarse ante las inmensas posibilidades generadas por este cambio de paradigma hacia el regionalismo.
Nuestra tesis, entonces, es simple pero se adentra en el alma de todo un continente. Creemos que, para crear valor en América Latina, debemos dejar a un lado las fronteras y crear la infraestructura para una región. Ya sea empresas de transferencia bancaria, o espacios digitales que faciliten la logística de empresas, ¡las posibilidades son inmensas! Creemos, firmemente, que el futuro será aún más dinámico y las empresas deberán adaptarse a un mundo conectado—aún si es un mundo enfocado en las regiones, seguirá siendo un mundo de conexiones constantes—. Por ello, queremos dar voz, con inversiones, a los que quieran construir esta realidad. Esto es lo que buscamos, al final del día, en NIDO: potenciar la siguiente generación de emprendedores que, con innovación, ayuden a fortalecer una América Latina independiente de las fronteras.