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Esta semana compartimos la historia de Mayorea y su founder Carlos Salinas.
La versión en inglés de este ensayo se encuentra aquí.
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- Jose Luis
Hay un principio bien establecido en el mundo del emprendimiento—y, por extensión, el del VC—: el problema lo es todo. Si tienes un buen problema que resolver, es porque hay un mercado que lo valide. De tener un mercado, a su vez, habrá clientes con quienes interactuar. A ellos les vendes y generas ganancias. Todo esto, en este mundo empresarial, representa potencial y, para emprendedores, la promesa perfecta para obtener capital. Al menos en lo abstracto, así opera la mayoría del sector: buscando problemas que resolver o identificando el problema que resuelve una empresa.
Pero hay un detalle que dificulta esta ley empresarial. De vez en cuando—en ocasiones realmente escasas—, las apariencias te guían por caminos errados. Aunque estemos acostumbrados a predecir los problemas de cada empresa, muchas pueden sorprendernos. No es el caso para la mayoría—Coca Cola, realmente, vende refrescos y Adidas, sin trampas, vende zapatos—. Solo, en algunas ocasiones, la respuesta aparente es un tanto mañosa y una empresa resulta resolver algo mucho mayor.
Esa es la historia de hoy.
Esa es la historia de Mayorea.
Todo lo anterior tiene un motivo: evitar que cometan, en el futuro, el mismo error que cometí. Porque, yo también, fui víctima de las apariencias y, solo ahora, en retrospectiva, me doy cuenta de lo equivocado que estaba.
La idea de Mayorea, cuando me la plantearon, parecía de por sí interesante: un negocio que daba, a empresas pequeñas y medianas (Pymes), todas las herramientas digitales para llegar al mayoreo—justo el tipo de empresa que, en Nido, valoramos; creando los senderos digitales con SaaS para que compañías de antaño pueden usar para crecer—. Había mucho potencial para impulsar a pequeños emprendedores y hacer compañías más productivas. Mis preguntas, por ello, iban todas en torno a las dificultades del mayoreo y escalar una empresa; asumía ese era el tema principal a tratar.
Pero, entonces, me encontré con la sorpresa. Cuando pregunté a Salinas, fundador y CEO de Mayorea, por qué se dedicaba a un sector tan financiero, su respuesta fue sencilla: es la mejor manera de impactar la sociedad mexicana, expandir la clase media y reducir, con ello, la pobreza. Así fue, con una seriedad equivalente a los que hablan de leyes matemáticas. No hubo, en momento alguno, duda en su voz. El problema no era, solamente, el de cómo crecer una empresa; era, en su lugar, cómo mejorar la economía de todo un país.
¿Por qué tanta ambición social? Lo mismo me pregunté y, en parte, fue cobrando más sentido conforme Salinas, su fundador, me contó su historia. Desde pequeño, su entorno no era el empresarial. No había compañías de familia ni, mucho menos, una vocación hacia el emprender. Creció en Tepic, Nayarit entre primos médicos, maestros y profesores. El principio que todos seguían era el de estudiar para triunfar y, al hacerlo, aportarle a la sociedad. El dinero era un pensamiento secundario.
No sería hasta la universidad que descubriría el sector empresarial una posibilidad de seguir con esos cambios sociales. A mediados de su carrera universitaria, trató de levantar capital para una empresa con un VC de Silicon Valley—mucho antes de que Nido existiera—. No consiguió los fondos, pero sí un trabajo en el VC al que se presentó. Dejándolo todo atrás, se mudó a California y pasaría los siguientes años trabajando en el mundo del emprendimiento.
En ese tiempo fuera de México, nunca lo abandonó la idea de hacer un impacto social—y de hacerlo con las herramientas que había adquirido en startups y VC—. Le venía con un recuerdo de su infancia; uno de su madre, para ser precisos. En algún momento de su infancia, para que Salinas fuera a un viaje de fin de año, su madre tuvo que empeñar un par de aretes que le encantaban para que él pudiera viajar con sus amigos. Una doble impotencia; la de una madre haciéndolo todo por apoyar a su hijo y la de Salinas, tan pequeño, sin poder hacer nada. Desde entonces, se prometió, haría algo para que ninguna otra familia tuviera que pasar por lo mismo.
Fue de ahí que nació la idea, inicial, para Mayorea. No de querer vender al por mayor, sino de hacer todo lo posible por cambiar el mundo económico. El problema que hoy vemos era secundario al imperativo de hacer algo por las clases medias en América Latina.
Entonces, Salinas y su equipo, iniciaron con lo que parecía el proceso más claro para apoyar a las clases medias: hacer un mercado digital para revendedores de productos. Todos los hemos visto en algún momento; madres de familia de casa en casa con folletos o señores en traje tratando de venderte algún producto. Aquellos con los ánimos de vender a como dé lugar para llegar a final de mes.
La versión temprana de Mayorea era una plataforma donde, como revendedor, podías ver un listado de empresas con las que aliarte para vender sus productos—cada una con sus criterios de aceptación—. Las empresas, por su parte, tenían una plataforma a parte donde podían controlar su perfil; ponían, en ella, sus criterios de aceptación, precios y demás. La idea, entonces, era conectar a Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) con revendedores, dando empleo a los unos y expandiendo la capacidad de ventas de los otros.
Sin embargo, al iniciar a operar con este producto, se percataron que la verdadera fortaleza—y, más aún, el potencial—, estaba en el lado de las Pymes. Los revendedores iban y venían, pero las Pymes necesitaban, desesperadamente, una solución para escalar. Y, de hacerlo, potenciar inmensamente la economía de sus familias y economías locales. Como me lo puso, en su momento, Salinas: «Si una familia puede vender 100 productos en lugar de 10, puede hacer cosas cabronas».
Así que, a principios de este año, Mayorea asumió su forma final: una plataforma digital diseñada, específicamente, para las empresas que quieren lograr vender por mayoreo. En un solo lugar, tienen acceso a todo: inventario, recordatorios de ventas, directorio de clientes. Las herramientas claves para ir creciendo.
Pero, reitero: el problema no es el mayoreo. El problema son los millones de mexicanos que quieren, por medio de una empresa, mejorar su situación actual y carecen de la guía para hacerlo.
Esa es la verdadera lección de Mayorea; a veces los patrones del mundo VC pueden romperse. En ocasiones—contadas, pero existentes—el problema puede ser más profundo de lo que se esperaba. No es, simplemente, ayudar a que empresas puedan vender más; es que, al hacerlo, ninguno de sus dueños tenga que empeñar aretes para que sus hijos vayan a un viaje de fin de curso. El verdadero problema es cómo ayudar a que millones logren ascender en la pirámide económica y, de paso, explorar un mercado con gran potencial de retorno económico.
Desde el Nido,
Jose Luis (@josesabau)